Cito tal cual el inicio de una entrevista donde el periodista Jacobo Zabludovsky platica con Bill Gates.
“Si pudiera elegir un momento en el que me hubiera gustado vivir, habría escogido el momento aquel en que el hombre asoma a la boca de su caverna y convierte el aire de sus pulmones en sonido para llamar a ese otro que sorprendido lo escucha y crean entonces sin saberlo lo que ahora llamamos comunicación”.
Tuve la oportunidad de ver y escuchar esta entrevista hace ya más de 20 años y la recuerdo como si fuera ayer. El eco de esta singular conversación generó en mí muchas ideas y que a la fecha siguen alimentando mi deseo por innovar.
¿Qué es la innovación?, no es más que la aplicación de nuevas ideas, conceptos, productos, servicios y prácticas, con la intención de ser útiles para el incremento de la productividad.
Un día, platicando con un maestro, tocábamos el tema de innovación, y después de algunos largos minutos de un satisfactorio intercambio de ideas, terminó diciéndome que “ya no hay nada que inventar” que ya todo está inventado, hizo una pausa, que a mi entender en ese momento fué innecesaria, dió por terminada la conversación y se retiró.
Días después esa pausa me reveló cierta información que en ese momento no pude percibir. Para no sonar catastrófico logré darme cuenta, claro está, “en mi mundo y en mi mente”, que efectivamente es muy difícil inventar algo nuevo.
Que el tiempo y la energía, fuentes inagotables según científicos, podrían llegar a resentir los estragos de su inversión en un hombre cuando este intenta crear algo nuevo.
Pero lo que definitivamente es posible, es “transformar las ideas existentes”. Y para prueba no hay más que ver a nuestro alrededor, un auto movido por energía solar, variedad en los tipos de cintas adhesivas, bebidas energizantes con diferentes sabores, lentes para sol, para sombra, antireflejantes, desodorante para morenos, para blancos, para morados, y así podría continuar añadiéndole elementos a la lista y que seguramente ustedes podrían ampliarla mucho más.
El origen de una idea parte de la búsqueda para satisfacer una necesidad primaria. Y bajo esta premisa pienso que la substancia medular de la innovación debe maximizar la satisfacción de la necesidad primaria por la que fue creada, aún cuando esta derive en la creación de una nueva idea.
Y sin más que decir, como lo hiciese mi maestro en aquella conversación, me retiro.