¿Qué desearás, amo, qué desearás?

Seguramente todos conocerán alguna historia sobre la lámpara maravillosa, o habrán escuchado sobre el genio de la lámpara o Aladino y su lámpara mágica, y en el peor de los casos habrás visto la película de Pepito y Chabelo y la lámpara Maravillosa. Estoy seguro que muchos habrán soñado con tener esta lámpara y tener al genio a su pleno y consiente servicio.

Imagina que sucediera esto:

El sol ha decidido refrescarse en el mar y con ello dar paso a las luz artificial que nos permite continuar nuestra rutina nocturna. Decides salir a caminar. Un recorrido tranquilo y sereno por el parque cercano a tu hogar. En el trayecto y sin quererlo pateas un objeto que al moverse genera un ruido metálico atractivo para tus oídos. Lo levantas y resulta ser una vieja lámpara, una especie de salsera oriental. Logras identificar una leyenda inscrita en ella, pero que el paso del tiempo y la suciedad la han vuelto casi ilegible. Decides usar un extremo de tu camisa para frotarla y….. ¡BUMM! Un estruendoso estallido acompañado por una intensa luz se genera, retrocedes rápidamente y al hacerlo caes sobre la acera. Frente a ti ahora se encuentra un tipo enorme, con una vestimenta muy extraña y que su voz retumba sonoramente en tus oídos.

Soy el genio de la lámpara. ¿Qué deseas, amo, qué deseas?

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El frasco de la vida

Un profesor de ética, lleva a su clase varios objetos y los coloca  en su escritorio. Cuando da comienzo a la clase toma un frasco grande y vacío de mayonesa y procede a llenarlo con unas cuantas piedras de regular tamaño. Entonces pregunta a sus estudiantes si el frasco está lleno. Todos dicen que sí.

Entonces el profesor coge una bolsita de municiones medianas y la vacía en el frasco y agitando poco a poco las municiones van llenando los espacios vacíos entre las piedras. De nuevo pregunta si el frasco está lleno.

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60 minutos de terror en el cajero

Una auténtica y común pesadilla que solo algunos hemos tenido el infortunio de vivir. Mi reloj marca las 10:25 a.m., en una mañana calurosa de esas que no invitan a moverse de la oficina, disfrutando del agradable aire acondicionado. Pero lo inevitable de la jornada laboral, tengo que salir a retirar dinero para comprar un … Leer más